Resumen
Cuenta Sebastián Bosch que en el Museo de Ciencias Naturales de Rosario observaron, entre otras cosas sensibles y sugerentes, que todos los miércoles por la tarde una niña concurría al Museo acompañada por su abuela. Era entendible desde el punto de vista del cuidado personal: debía ser un horario en que ella no iba a la escuela y que, acaso, los padres trabajaban. Lo cierto es que la abuela podía llevarla a otros espacios públicos, e incluso no salir a la calle siquiera. Sin embargo, la llevaba al Museo. Y todos los miércoles, a la misma hora. La niña hacía su recorrido, no siempre el mismo, en algún momento tomaba la merienda y tal vez en otro se ponía a dibujar en algún sitio.
El caso de la niña llevada al Museo todos los miércoles por su abuela fue motivo de análisis por el equipo de conducción de la institución, al darse cuenta de que tenían delante de sí un público específico y fiel. Decidieron aprovechar la situación y le otorgaron un premio simbólico como visitante ilustre.