Resumen
La provocación que organiza el libro de Judith Butler dice así: “soy de por sí una reunión, una asamblea”. Se trata de un clamor libertario descubierto en los cuerpos individuales entendidos como entidades complejas y abiertas. Entramarse desde ese tipo de inteligibilidad supone operaciones concretas en el marco de búsquedas asociadas tanto al reconocimiento de la propia precariedad, como a la confianza en una potencia colectiva. Quien se lee a sí misma como asamblea, se dispone a leer del mismo modo al resto. Esa lectura tiene consecuencias políticas aquí y ahora; por ejemplo, cuando se encuentran vidas precarizadas y castigadas en términos aparentemente identitarios para desbordar todo encasillamiento. Los poderes que desestabilizan economías, reprimen en las calles, operan en los medios o incluso actúan desde dentro de los propios oprimidos, tienden a reforzar las identidades como factor de división de toda insurgencia a escala. Por eso, la deconstrucción de la negritud, el género, el desempleo, el proletario, etc. no conduce a ninguna pureza, sino a formas sorpresivas de irrupción a partir del establecimiento de solidaridades inesperadas.