Resumen
Entre la paranoia de la pandemia (y la máquina mediática que la alimenta) y el dispositivo de control de las poblaciones (que también tiene su faceta paranoide cuando piensa en la intencionalidad del virus para la eliminación de parte de la población) hay algo que tenemos que tener claro: los conceptos y conjunto de conceptos con los que hasta ahora pensamos la política, el Estado y el mismo mercado no nos están sirviendo. Parece como si todas las contradicciones afloraran y se propagaran tan rápido como el virus (el miedo puede ser paranoico, el virus es real). Contradicciones en las que incurrimos al pensar sobre las políticas públicas en lo relativo a si son o no democráticas, cuando se manejan con la aparente arbitrariedad del estado de excepción, o al carácter individualista o liberal de algunos planteos. Mientras, el capitalismo, ese Leviatán que siempre se ha alimentado de la Razón y de la Ciencia, ve cómo caen los mercados y el petróleo, las aerolíneas tienen pérdidas enormes, y sabemos que –anónimo– se está reinventando, creando la forma de sacarle provecho a la catástrofe. Todas cuestiones que nos colocan muy de frente, no sólo a cómo analizar nuestro presente y su forma actual de gubernamentalidad a partir de ahora, sino propiamente a la pregunta por el cuidado del otro, el cuidado de los otros, en un mundo que nos está diciendo basta de muchas maneras