Resumen
Nos sobran los motivos
Desde hace varios meses, en México se vive una efervescencia feminista, las calles se llenan de colores violeta o verde que portan mujeres de todos colores y sabores, edades y estratos sociales, en alusión a la no violencia contra las mujeres o a la marea verde, que impulsa la despenalización y legalización del aborto. Unas veces se trata de la marcha por la conmemoración del 8 de marzo Día internacional de las mujeres, otras de protestas en apoyo al #MeToo mundial y nacional que pone en el centro las denuncias de acoso sexual a las mujeres; también se suman las protestas focalizadas en las denuncias por violaciones sexuales y feminicidios en nuestro país y las de los últimos días sobre el derecho a decidir de nuestros cuerpos.
El movimiento feminista en México está en alerta: se articula, protesta, toma el espacio público con imaginación, e idea nuevas rutas de trabajo y propuestas. Como todo movimiento social, es un movimiento heterogéneo, con distintas perspectivas y alcances; tiene voces y acciones radicales, que buscan ir a la raíz de las desigualdades de género y las violencias que ello provoca; también cuenta con planteamientos moderados e institucionalizados que desde distintos ámbitos operan cambios graduales. Y hay dentro del movimiento, quienes apoyan, respaldan y se mueven en varias de las aguas al mismo tiempo. A todo ello se le suma un carácter intergeneracional, a las mujeres que han luchado desde los años setenta por los derechos sexuales y reproductivos, así como por el pleno reconocimiento a participar en la vida política del país, se han unido jóvenes para defender el derecho a vivir una vida libre de violencia y el más básico de los derechos: a vivir.