Resumen
Toda generación moldea y construye las posibilidades políticas de transformación –o conservación– del orden establecido en función de los elementos que estén dispuestos en las escenas políticas que les toca vivir. En ese sentido, la socialización política siempre se relaciona con ciertos términos, nombres propios, clasificaciones o agendas temáticas de un período, o en varios períodos. Así es como, por ejemplo, para alguien que hoy ronda aproximadamente por los setenta años de edad –en Brasil, pero la observación valdría también para la Argentina– seguramente recordará que durante buena parte de su vida no hubo otra forma de pensar o actuar (en política, o en la sociedad en general) sin tener en cuenta la “cuestión militar” como elemento activo, y tener que conocer los nombres propios de algunos militares, y comprender los juegos de intereses en los que estaban involucrados: que tal militar, que tal otro; que aquél General, que ese Brigadier. Las experiencias políticas latinoamericanas en general, y brasileñas en particular, se construyeron con esa sombra permanente, teniendo que conocer quiénes eran esos militares, en qué estaban, sobre todo para poder entender qué estaría por suceder. […]