Resumen
“Nosotros vamos a cortar el pasto, ustedes hagan los goles.” Mauricio Macri (Foro Económico de Davos, enero de 2018)1
El pasto. A lo largo de lo que –esquemáticamente– suele denominarse como “tradición judeo-cristiana”, son recurrentes las referencias a las pasturas y el pastoreo, ligadas a la práctica pastoral de guiar a las ovejas, velando por todas y cada una de ellas. Así, las metáforas teológico-políticas vinculadas a la práctica de la conducción de conductas y gobierno de las almas se han convertido en objeto de múltiples indagaciones dentro del vasto campo de la Filosofía y la Teoría Política contemporáneas. Sin embargo, en la torsión articulada por el discurso del Presidente Mauricio Macri, el pasto adquiere otra tonalidad. No se trata del antiguo problema de “la mala hierba”, de la que hay alejar al rebaño, sino del pasto declinado como césped. Más que procurar, en el marco del “camino hacia la salvación”, que ninguna oveja caiga en “malas pasturas”, que sería la tarea propia del pastor, de lo que se trata es de recortar el pasto, en tanto condición de posibilidad de un “juego exitoso”. De este modo, el objeto “pasto”, aparece como correlato de la práctica de un sujeto que nada tiene que ver con el pastor, sino con el jardinero. Ahora bien, si en un registro socioeconómico resulta patente qué goles, o mejor dicho, sobre las posibilidades de que quiénes hagan goles se está gobernando, este indispensable señalamiento no agota las posibilidades de la crítica. […]