El de mercado es un concepto relacional, qué duda cabe y, por supuesto, impacta de lleno en las políticas públicas educativas.
Los lectores de Futuros Comunes, nuestra revista, lo saben, puesto que de algún modo construimos una voz común asociada la producción de saberes y habilidades que sufren las tensiones del mercado. Necesitamos técnicos informacionales exitosos y productivos, pero orientados a qué. ¿Hay una dirección social, estatal si quieren, para llenar los vacíos de un futuro soberano? ¿O es el mercado quien define las necesidades de un país, de una universidad, de una carrera, de nuestros miles de estudiantes? ¿Puede exigir el mercado que una universidad, que los técnicos y profesionales que allí se forman se desliguen de la vida de su comunidad, se desmarquen del futuro del país persiguiendo éxitos individuales, funcionales al mercado? Este número de Futuros Comunes apunta a lo contrario, y es por eso que entre los artículos de la presente edición privilegiamos las ideas y proyectos de los estudiantes. Cualquier pedagogía debería hacerlo.
[Extracto del Editorial]