Resumen
La masificación de internet y sus tecnologías asociadas cambió las prácticas de lectura. Por una parte, la transmisión de mensajes escritos a velocidad y escala sin precedentes permitió el acceso masivo a una cantidad enorme de textos desde una cantidad minúscula de dispositivos físicos. Este primer aspecto modificó la lectura en una forma muy simple, pero radical: en casi todo momento y lugar las personas pueden disponer, con un par de movimientos de la mano, de mucha información escrita. Por otra parte, los criterios tradicionales de edición y publicación (e.g., procesos de corrección, diseño y maquetación, intervención de agencias literarias, distribución, lectura profesional y edición de mesa, gestiones legales, etc.) comenzaron a coexistir en la web con situaciones en las que tales criterios varían y no siempre están claros: a veces responden a un proceso de monopolización del mercado, otras dependen fuertemente de los autores y otras han sido incluso removidos de la ecuación que posibilita que un texto devenga accesible. Como consecuencia, ahora más que nunca recae sobre quien lee la labor de buscar, podar y eventualmente construir una representación integrada de la información disponible.