Resumen
En 2019 se celebraron dos instancias electorales en Israel: la primera fue en abril y la segunda en septiembre. Podría decirse que se produjo un abismo entre los cinco meses que las separan y, asimismo, la perspectiva de producirse un gobierno estable como resultado es igual de incierta. Se manifiesta una problemática íntimamente ligada con la representación política y la manifestación de lo que Claude Lefort caracterizó como la desincorporación del poder propia de las formas democráticas de sociedad. En otras palabras, el doble llamamiento a elecciones refleja que en Israel el poder no le pertenece a nadie: veamos qué quiere decir esto.
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