Resumen
Las discusiones sobre democracia en los años ochenta en Argentina consagraron, velozmente, la identidad entre Democracia y Estado de Derecho, siendo este último, tan sólo el derecho instituido. Tal operación fue la respuesta que trazaron las fuerzas sociales en conflicto –y el gobierno alfonsinista– a preguntas del tipo que planteaba por entonces Juan Carlos Portantiero: “¿Cómo solucionar esa tensión –que desveló a Marx y a Tocqueville–; cómo resolver, en sociedades complejas, la tensión entre respeto por la rule of law que está en la base del Estado de Derecho, con el camino hacia el autogobierno y la igualdad social?”
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