Resumen
En una de la sesiones paralelas al desarrollo de la Comisión del Impeachment del año pasado, en esos típicos plenarios de la Cámara en los que no se sabe muy bien con qué reflexión intestina nos sorprenderá el próximo orador, el diputado Silvio Costa de Pernambuco, tomó el micrófono e hizo una descripción sobre los estados de ánimo de sus compañeros a propósito del supuesto nombramiento de Lula en el gabinete de Dilma Rousseff. El abatimiento imperante en los oficialistas, al ver que avanzaba el golpe, da un giro; frente al potencial nombramiento, Costa se anima: “agora, vai… agora vai”. La llegada de Lula cambiaría todo el panorama, la atmósfera social, el número de diputados en la Comisión, en el Plenario; la Suprema Corte no se atrevería, por eso mismo: “agora vai”. Pero no, nada de eso sucedió. Lula no pudo asumir, el trámite del juicio político siguió, y siguió hasta el final: Dilma destituida, el gabinete de M. Temer, y el despliegue de una crisis estructural […]